23 de enero de 2012

23 de Enero.






¿Te acuerdas?
Yo me acuerdo de cada vez que cruzaba el paso de cebra agarrada a la mano de mi padre, impulsándome como podía para saltar de una franja blanca a otra mientras con mi vocecita aguda gritaba las franjas que dejaba atrás, ¡1.. 2.. 7! y finalizaba con un "YUPI" lleno de felicidad.
Tampoco olvidaré cuando mi padre me ponía sobre sus hombros, para descansar, o para ver algo que yo no alcanzaba por mi baja altura, y esas volteretas que no me gustaban nada cuando me cogían de las manos.
Y cuando me metía en las sabanas recién lavadas que mis padres estaban doblando y jugábamos juntos a la sillita de la reina.
Yo, por lo menos, no me preocupaba por nada, yo era feliz con cualquier cosa, no era nada coqueta, no me gustaba que me peinaran ni que me echaran colonia, ni que me vistieran con vestiditos rosas y coronas de princesas, nunca me han gustado las barbies ni las muñecas, me dabas un hilo y me entretenía corriendo por toda la casa imaginando que al final del corto trozo de hilo había una gran cometa, al igual que si me dabas una pelusa me entretenía fácilmente no se porque pero a mi me gustaban, y todas esas veces en las que cogía los espaguetis y los partía en trocitos y los pasaba de un taper a otro imaginando que era una gran chef.
Tampoco me olvidaré del día que descubrí lo que era un caracol, mas que nada por las imágenes grabadas ya que era muy pequeña, pero los gritos que pegaba al ver que ese pegajoso animal intentaba "comerme" eran demasiado exagerados y divertidos como para olvidarlos.
Y cuando comía las fresas con tal ansiedad que se me quedaba toda la cara roja, al igual que cuando comía zanahoria.
Y el primer libro que leí, el que a lo largo de mi vida lo habré leído sesenta veces, la Ratita Presumida, que interpretaba perfectamente cada ruido de animal aunque como no acababa herida en mi orgullo ya que yo no entendía porque mis padres se reían.
Antes lloraba por un dolor diferente al de ahora, dolor físico, heridas sangrantes, moratones, dolor de tripa, ahora es diferente ahora lloro por un dolor distinto, para mi mucho mas hiriente, el que mas daño te hace y el que mas dolor de cabeza te produce.
Antes para curar el dolor físico, mi madre me hacía creer que tenía una crema mágica y nada mas ponerme esa crema (vaselina) me curaba, sí, todo era psicológico, ¿llorar para llamar la atención? puede ser, pero me gustaría de nuevo ser pequeña para untarme esa crema poderosa y que el dolor de las heridas desapareciera tan rápido como han aparecido.
Me gustaría poder volver a acostarme y que mis padres me arroparan y me dieran las buenas noches, que me consolaran cuando tenía ese miedo a la oscuridad o al temido coco, ahora todo es más difícil, no comparto nada con ellos, me encierro en mi habitación a escribir, tanto algo feliz como algo triste, normalmente son cosas tristes ya que lo que escribo es un reflejo de lo que últimamente vivo, decepciones acompañadas de lágrimas, y cada vez que lloro de noche lo hago sola, ya no vienen ellos para secarme las lágrimas y para decirme que no me preocupe que todo se va a pasar, y todo porque quiero hacer ver que soy lo suficientemente madura e independiente para sufrir sola, aunque al final no lo hago, y me desahogo con mis amigos, aunque no me quite ese sentimiento de soledad siento que ellos en esos momentos son lo único que tengo.
Antes todo parecía o era mas fácil, no nos preocupábamos ni por nuestro pelo, ni por nuestra ropa, es mas, nos daba igual nuestra apariencia, solo queríamos correr libres por el parque mientras nos escondíamos unos de otros o vivíamos aventuras gracias a nuestra imaginación, en la que los columpios eran cohetes que salían despedidos hacia la luna, el tobogán un gran barco pirata, o un castillo fantasma, y los árboles escondites secretos donde nadie podía hacerte nada cuando te encontrabas cerca de ellos.
Y con los años se ha ido perdiendo nuestra ingenuidad, nuestra sinceridad, nuestra alegría.
Con el tiempo se han perdido esas ganas locas de querer ser mayor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario