5 de abril de 2012

#05: Un momento, un segundo.



El coche rojo retrocede después de demostrar la potencia del motor y la resistencia de las ruedas en ese derrape, se sitúa enfrente de Noemí y baja la ventanilla, lleva unas gafas de sol bastante grandes por lo que no puede verle los ojos, su nariz es pequeña y sus labios carnosos, lleva una camisa desabrochada y un collar con un dólar de oro. Analiza su imagen de chulo prepotente y sigue andando. El Ferrari rojo retrocede y en otro de sus fabulosos derrapes se pone enfrente de la chica que da dos pasos hacia atrás asustada.
-¿Qué, guapa, te llevo?-Dice el chico colocándose las gafas en el pelo.
-En tus sueños. 
-Déjame que haga de tu vida uno.-le guiña un ojo.
Noemí intenta rodear el coche pero el conductor insiste y vuelve a arrancar impidiéndole avanzar.
-Joder. Cuando te canses de insistir y te des cuenta de que tengo más personalidad que todas esas tías a las que te has ventilado en este mismo coche- golpea la ventana de los asientos de atrás- me dejas pasar, ¿vale?
-No hace falta que me digas que tienes personalidad, ver a una chica sola, en medio de la carretera, descalza y echa una pena, no suele ser lo habitual y pequeña, no todas las chicas tienen el privilegio de ser invitadas a pasar un viaje de ensueño conmigo en este coche.-levanta una ceja desafiante.
-Vale, ¿te puedes ir ya?
-Sí, claro, pero todo tiene un precio.
-Haber chaval, no es mi culpa que sea demasiado para ti, si quieres precios sigue recto y a unos cuantos kilómetros de aquí encontrarás un prostíbulo.-le mira con asco, e intenta seguir andando.
-Anda guapa toma esto-le lanza un abrigo impermeable- así te mojarás menos, y tranquila chica que yo solo quería ayudarte. Suerte con los rayos, truenos, relámpagos y todo eso... - se despide de ella poniendo el dedo indice en su frente y moviendo la mano hacia delante.
Tan rápido como apareció de la nada el flamante deportivo desaparece en el horizonte, dejándole a Noemí paso libre con un chubasquero azul marino que apesta a tabaco y ella insistente, empieza a caminar de nuevo.
Alan sigue con el infantil cuaderno entre sus manos, ahora pasa las paginas rápidamente, sin adentrarse en la lectura, pero si consiguiendo leer palabras sueltas que escribió Noemí con su perfecta caligrafía, su atención se fija en una, en una frase que a pesar de la velocidad con las que pasa las hojas ha sido inevitable leer. Es su nombre, escrito en rojo, acompañado del verbo querer. Él no lo entiende pero para entenderlo hace falta leerlo y eso es lo que él está haciendo.
"Cansada. Estoy cansada de callar lo que siento, de aguantar el sentimiento, cansada de tener que fijarme disimuladamente en cada uno de sus movimientos, de no poder besarle cada vez que parece que me mira con deseo, cansada de ilusionarme por imaginaciones que parece que tengo, cansada de querer en silencio. Porque no seré capaz de aguantar ni un minuto más sin decirle "Alan, te quiero", porque no seré capaz de sentir su piel tan cerca y saber que está tan lejos, no quiero seguir viviendo de un sueño."
Alan lo lee una, dos hasta cuatro veces y no quiere creérselo, no quiere entender que todos los momentos que vivió junto ella, todos esos aparentes nervios y esa sensación de frío cada vez que le abrazaba era porque... porque estaba enamorada. Todas esas tardes en las que él se apoyaba en la pared rosa del cuarto de la chica y le observaba mientras escribía eran puras descripciones de lo que hacia él sentía. Se siente estúpido, imbécil, no entiende como no se ha podido dar cuenta antes. El chico se levanta del banco, sujeta el cuaderno fuertemente en su mano, ahora es él el que al igual que ella quiere huir de la situación, no quiere razonar sobre el dolor, el dolor que ha causado en ella durante tanto tiempo y el que seguirá causando si sigue con este juego. Tiene que encontrarla, conseguir que le escuche y explicarle todo lo que ha pasado. Camina rápido, todavía sorprendido y con ese "Alan, te quiero" grabado en su mente pero la curiosidad le hace frenar su marcha y vuelve a abrir el cuaderno pero esta vez entre las hojas busca exactamente un momento, un segundo, ese en el que cuando eran algo más pequeños él se acercó a sus labios y reprimió su primer beso. 

3 comentarios:

  1. La última frase es preciosa :')
    Me ha encantado en serio, ese "Alan, te quiero" Me ha matado. Preciosísimo ^^
    Un besazo :)

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  2. ohhh, pero qué bonitoo ^^ quiero leer más!
    ya me imaginaba que eran algo más que amigos..xD ¿qué pasará al final? aissh.. cuando puedas, nuevo capítulo! jajaj
    Un besazoo Lauraa!

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  3. Chiicaas:)) Jo, ¿donde me he metido? esta novela me quita hasta el sueño, ¡me estoy volviendo loca!
    Muchísimas gracias a las dos, intentaré subir hoy, aunque tengo muchas cosas que hacer estudiar y eso, pero nada me va a impedir leer tu capítulo Mel :DD
    Un besaazo chicas muuchíísimas graciaas!

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