#06: En busca de un poco de cariño.

"Tan cerca de probar sus labios, de que se pare el tiempo, de sentir la emoción del primer beso. Cerca de sentirme especial, de que mi respiración se corte y dejarme llevar. Tan cerca de sentirme única y especial, él puso la miel en mi boca y yo quise dejarme llevar, pero como si el despertar de un producto de mi imaginación se tratase él se tuvo que echar hacia atrás haciendo que mis ganas de besarle y ser besada se evaporaran con ese triste y frío beso en mi frente. Acto que duró segundos imagen que siempre perdurara en mi mente. No quiero despertar de este sueño convertido en pesadilla, no quiero perderme entre verdades que duelen, por un momento pensé que yo era suya, y eso es lo que más duele. Un acto que acarrea consecuencias, un acto que mil dudas trae a mi conciencia, un acto para recordar y que me encantaría olvidar. No soy suficiente, no soy lo que el quiere, no soy lo que él busca, debo olvidarme. Milésimas de segundo que me esperanzaron e ilusionaron, esperanzas e ilusiones que acaban donde siempre, en este cuaderno que nadie conoce. Estoy cansada, agotada de mentir, de guardar el sentimiento en mi, porque nadie conoce lo que pienso, nadie sabe lo que siento y nunca nadie lo sabrá."

Y de vuelta a los recuerdos. Esos en los que Alan se pierde mientras lee pausadamente esto, y es que recuerda perfectamente como jugaban en la alfombra de su cuarto, como él se subió a su cama perfectamente hecha, tendrían catorce, quince años, el le tendió su mano al igual que un caballero, ella como una princesa la agarró  y él suavemente le empujo ayudándole a subir. Juntos, como siempre, empezaron a saltar, a saltar lo mas alto que podían entre risas, él perdió el equilibrio y se apoyo en los hombros de ella, los dos cayeron sobre la cama él rápidamente pudo apoyar sus manos sobre el colchón, Noemí debajo de él, ella como muchas otras veces se perdió en su mirada, él se acercó a su amiga con intención de besarla pero cuando mas cerca se encontraba de sus labios, cuando mas cerca estaba de hacer sentir a su mejor amiga la magia del primer beso él acabó besándole la frente, se levantó fugazmente cogió de la mano a su amiga ayudándola a levantarse y el momento más feliz de la vida de Noemí se acabó con un "me voy se a echo tarde."

Un día de recuerdos, ambos separados, no paran de recorrer su infancia, su vida, él en el parque, ella en la playa, porque después de mucho andar ha conseguido llegar. Mira el mar, con temor, con miedo, con mucho dolor, hay bastantes olas, el cielo está oscuro sin dejar asomar un rayo de luz, son las diez de la mañana en cambio aparentan las diez de la noche, le queda un paso para pisar la arena, y con ese paso todos sus miedos se evaporan, todos esos años evitando todo lo relacionado con la playa se esfuma nada mas sentir como la arena se cuela entre sus dedos, Noemí cae de rodillas, pero la arena le amortigua la caída y le acaricia las rodillas, ella coge puñados con la mano dejando que caiga por los huecos de sus dedos. Levanta la cabeza y ahí, enfrente suyo, la fuerza del mar, el poder del agua y el intenso dolor que ese elemento le causó un día. Porque nunca se olvidará de aquella mujer que le agarró y se la llevó con ella evitando que viera lo que sucedía, nunca se olvidará de los gritos de terror de mi padre viendo como su mujer se alejaba arrastrada por la resaca, nunca podrá olvidarse de como la pequeña niña ingenua que antes era en un descuido de aquella mujer que le cuidaba consiguió ver a su madre luchando contra la marea, contra las grandes olas que en un segundo se formaron en el traicionero mar que la arrastraba. Nunca podrá olvidar nada de aquella tarde de agosto que le robó a su madre sin avisarla. Se vuelve a levantar, se coloca el sucio trapo en el que se ha convertido el precioso vestido azul, y camina pausadamente hacia la orilla, la arena comienza a estar mas mojada, sus pisadas se fijan en ella, una de las muchas ráfagas de viento le retiran el pelo de la cara impidiéndole avanzar. Una ola del bravo mar avanza y choca con la piel de Noemí, se estremece al sentir el frío del agua que llega a salpicar sus rodillas, cierra los ojos y siente la soledad que transmite ese paisaje idílico que anuncia tormenta. Un trueno ruge Alan corre a casa, guardando el cuaderno bajo su camisa Noemí en cambio se deja empapar por la lluvia, arranca el collar de su cuello y con un grito lleno de furia y de rabia lo lanza haciéndolo chocar contra una ola. Junto a ese collar se pierde la condena de vivir en el pasado, se pierden todas las lagrimas que le traían esos recuerdos, el rencor y el odio a algo inevitable, al destino, y allí en esa misma playa en la que entre lagrimas y gritos perdió su infancia, vuelve a suceder lo mismo, llora, grita, sufre por las perdidas, por las tres personas mas importantes de su vida, pero en este momento siente que solo le queda una, Alan. 
Noemí se coloca el chubasquero y arrastrando los pies y sin mirar atrás emprende camino.
 Sola y desprotegida como vino, va en busca de un poco de cariño.