20 de enero de 2013

#02: ¿Hugo?



Por mucho que Hugo hubiese deseado que amaneciese lloviendo los rayos de sol le esperaban atravesando su ventana, por lo menos Apolo parecía disfrutar de estos días, a el angora le encantaba tumbarse en el alféizar y sentir el calor acariciándole la piel.
Pero lo único que conseguían los días como aquellos era aletargar al gato y sumirlo en un profundo sueño, Hugo tal vez los detestase por eso, o tan solo fuese porque sus mejores recuerdos se veían envueltos de lluvia y de gente tan enfurecida por el tiempo, como el amenazante cielo grisáceo, pero lo único que podía hacer el anciano era esperar a que llegase octubre o noviembre y que la lluvia empezase a ser frecuente, ya que no puedes esperar de Madrid un tiempo como el del Norte.

"El cielo parecía una placa de metal opaco e infinito que hacía que el verde de las montañas y laderas contrastase más de lo nunca visto, parecía como si hubiesen subido los niveles de saturación de una foto. 
La exhalación de sorpresa de Hugo empañó parte del cristal de vaho y lo aprovechó para escribir una palabra llena de esperanza que por el momento solo consiguió enfriarle los dedos."

Así era como Hugo recordaba el Norte, frío, oscuro y siniestro, al igual que la taza de café de varios días que sostenía entre las manos.
Eran las once y media de la mañana, tal vez fuese pronto para lo tarde que se acostaba, pero su cuerpo era más eficaz que un despertador, y cuando no necesitaba descansar más conseguía que Hugo se levantase sin rechistar aunque tuviese unas ojeras bien marcadas.
Dio un trago al amargo café y después tiró el sobrante por el fregadero.
No había nada peor que una taza de café pasado.
Abrió el frigorífico y se dio cuenta de que estaba totalmente vacío, tan solo quedaba una caja de leche caducada, un tupper de jamón york enmohecido  y un trozo de queso duro envuelto en papel albal.
Si algún adjetivo definía a Hugo era sin duda el de descuidado.
Suspiró al hacerse a la idea de que tenía que ir a comprar y se acercó a la encimera, poco después del tintinear de la comida resonando contra un comedero, el gato apareció por la puerta de la cocina, se desperezó debajo del marco de la puerta, y caminó sigiloso hasta su amo, que le tendió con esfuerzo su desayuno.

Mientras el gato comía, Hugo se lavó la cara, se vistió con una camisa de cuadros y un pantalón vaquero, abrió el cajón de su cómoda y de una cartera que guardaba sacó cincuenta euros.
En el poco tiempo que el gato terminaba y se limpiaba las patas relamiéndose, el anciano salió por la puerta trastabillando.
El súper estaba a una calle de su casa, por lo que la única dificultad que podía encontrar era la de arrastrar las bolsas de la compra los siete minutos que duraba la caminata.
Aun así suponía un esfuerzo, pero con cincuenta euros tampoco llegaba para mucho, por lo que el peso habitual sería reducido.
El hombre caminaba despacio, arrastrando los pies y sintiendo su odioso sol acalorándole en exceso, notaba la mirada de la gente que pasaba puesta en él, pero siguió caminando indiferente hasta llegar al supermercado.
Recorrió los pasillos arrastrando un carrito y se hizo con una bandeja de pechugas de pollo y una de lenguado, unos botes de tomate frito, un paquete de café y unos envases de embutido.
Se disponía a coger una barra de pan cuando alguien le llamó pillándole de improvisto.

-¿Hugo?

*   *   *   *

A lo mejor es un poco corto pero no puedo hacer más, así que tomaos este capítulo como un milagro porque este domingo tenía que pasarlo entero estudiando.
He conseguido sacar un ratillo que espero que después no me perjudique en los estudios, pero me iba a sentir fatal si no subía, y al final esto es lo que he conseguido. 
La parte en cursiva tendrá mucho sentido en el futuro de la historia, pero no esperéis que aparezca dentro de tres o cuatro capítulos... Van a hacer falta muchos más para que entendáis y sepáis cuál es la palabra que ha escrito.
Pero en el próximo capítulo sí sabréis quién ha llamado.
Por otra parte muchísimas gracias a todos los que habéis comentado en el capítulo anterior, hacía mucho que no escribía algo que tuviese tanto éxito, me hacéis sentir genial, aunque eso no es nada nuevo.
Me voy a ir ya, que aún me queda bastante (por no decir muchísimo) que hacer.
Un beso a todos y muchísimas gracias.





4 comentarios:

  1. No sé cómo lo haces, es decir, como consigues que me sumerja en el mundo de Hugo, sean los capítulos mas largos y mas cortos... pero lo haces.
    Podría enumerar una lista muy muy larga de por que me gustan tus capítulos, pero siendo sincera, los mejor de ellos(en mi opinión) son la forma en la que están escrita las palabras. Todo el empeño, el animo, el valor, la ilusión... en definitiva tus granas de escribir los que nos cautiva a todas.
    Por eso no me estraña de que tuviera tanto existo tu primer capitulo y seguro que lo tendrás en muchos mas.
    aaaaaaaaaaaaah siento haber tardado tantos días en comentar y siendo sinceras es de añadir que tu capitulo lo leí el mismo día que lo subiste pero no tenia ánimos de hacer nada, ni de contestar comentarios, ni escribir... aunque tu te lo merecieras.
    Como tu me dices, cada vez te superas mas.
    Me alegro muchísimo de que te decidirías por esta fantástica historia.
    Un besitoo muy muy grande!

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    1. Jo Marta muchísimas gracias, la verdad es que me dices unas cosas preciosas, eh.
      Porque conseguir que te guste es un mérito, pero que tengas en cuenta todo lo que has dicho como mi empeño, y mi ilusión me ha hecho muy feliz.
      Y la verdad es que no lo sé, esto es como una montaña rusa, un día muchísimos comentarios y otros solo uno, pero con el tuyo me basta, porque vamos dudo que alguien me pueda alegrar más el día que lo que tu ya has hecho.
      Bah, no te preocupes, a mi a veces también me pasa, pero de todos modos me gustaría saber a que se debe este desanimo, así que a ver si te pillo y hablamos, aunque esta semana próxima tengo más exámenes que la anterior, una pasada...
      Bah, es incomparable mi nivel de superación con el tuyo.
      Y yo me alegro muchísimo más de que te guste tanto.
      MUCHAS MUCHAS GRACIAS.
      ¡Un beso enorme!

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  2. Exijo. Primera persona singular, presente de indicativo, del verbo exigir, tercera conjugación.
    Así pues, exijo tres cosas.
    Exijo otra maravilla de capítulo, corto, largo o como tú quieras, pues eso no lo hará menos perfecto.
    Exijo que te entre en la cabeza el talento que tienes, lo mucho que consigues transmitir y emocionar, lo maravillosamente bien que escribes y la originalidad y el cariño que pones en tus historias.
    Y por último, exijo que vengas a Galicia para tener la oportunidad de abrazarte y darte las gracias por toda la alegría y las sonrisas que me has provocado con tu manera de escribir, tus comentarios y tus ideas.
    Y aunque suene egocéntrico, exijo estas tres cosas.
    Un beso enorme.
    Greeny.

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    1. ADFGHJHARFGHJKJHGS.
      Primera exigencia; cumplida.
      Segunda exigencia; joder, algún día moriré de sobredosis de amor, muchísisisisimas gracias.
      Última exigencia; Ojalá pudiera cumplirla ahora mismo y estar allí ya probando vuestro intento de bizcocho, ¿sonrisas? anda que a ti no te debo muchas ni nada, no solo por como escribes sino por todas tus ocurrencias que no además de sonreír me han hecho reír. Así que no saldríamos vivas del abrazo, moriríamos afixiadas en los primeros segundos.
      De egocéntrico nada, con lo bien que me haces sentir tres exigencias me parecen hasta pocas.
      Muchísimas gracias Greeny.
      Un besazo enorme.

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