3 de abril de 2012

#02: Eso, nunca.



Alan guarda con cuidado su querido instrumento en su funda, cierra la cremallera y lo coloca sobre la cama. Desabrocha uno a uno los botones de su camina, no hay nada mejor que una ducha a primera hora de la mañana. Se mira al espejo y se peina un poco el pelo, se fija en sus ojeras, lleva mucho tiempo sin dormir lo suficiente, ¿quien lo diría? él, en vela por una chica, una chica que no ha sufrido ni la mínima parte de lo que él ha hecho por ella. 
Con la mirada perdida y cansada aún puesta en su reflejo se promete olvidarla, su mirada ahora es insegura, llena de dolor. Agradece la soledad en la que se encuentra ahora, sobre todo la madurez y disciplina que tuvo en su día para empezar a trabajar, ya que gracias a el dinero que ahorró durante tantos años con sus clases de matemáticas consiguió pagarse la mitad del alquiler de la casa en donde vive, es pequeña, apenas llega a los ochenta metros cuadrados, pero se conforma, es más, le encanta, sobre todo porque vive a tres calles de la casa de sus padres y eso siempre lo hace todo más fácil. 
El chico termina de desnudarse y el agua empieza a caer sobre su pelo, sobre sus hombros, está fría, pero el es partidario de ducharse así, es una terapia para él, el agua fría le hace despertar, le anima, le da fuerzas y consigue que afronte el día con ganas, cosa que muchos necesitan.
Mientras él se ducha Noemí sigue dando vueltas en su cama, el vestido azul que anoche llevaba se ha convertido en un trapo arrugado. Se escucha un golpe, algo parecido a una puerta, Noemí se despierta asustada, pero su miedo se convierte en rabia, debe de ser él, el querido chico, al que llamaba novio, que se dio el honor de darse un revolcón con cualquier chica que no era ella. Noemí abre la puerta de su cuarto y espera taconeando apoyada en el marco, Abel demacrado por los efectos del alcohol cruza el pasillo dando tumbos, se fija en su preciosa novia que en ese momento tiene un aspecto lamentable por culpa del maquillaje que se extiende de mala manera por toda su cara.
Noemí le mira con odio, con rencor, con rabia, con asco, no entiende por qué ni como le ha podido hacer eso. Él a pesar de su mirada, ni se inmuta, aún así tiene el valor de acercarse a sus labios, ella retira su cara y le empuja suavemente hacia atrás.
-Y a ti ¿que coño te pasa?- le pregunta él.
-¿Qué tal anoche?- ignora su pregunta- se ve que me echaste de menos mientras te lo montabas con otra, ¿no?
-Pero que dices reina, si yo solo tengo ojos para ti... - se vuelve a acercar a Noemí.
-Abel, que te jodan. Cuando esa furcia te besó no creo que pensaras en mi, cuando el calentón del momento te hizo que te la llevaras al baño, no creo que pensarás que aquello que tocabas era mi cuerpo, mientras yo me mantenía desaparecida y me encontraba llorando no creo que pensaras en lo que yo podía estar haciendo. 
-Venga tía, que era una fiesta, ¿qué quieres que sea el típico ñoño que vive sólo para su novia?, un poco de libertad mujer... 
Noemí antes de girarse le mira con desprecio, se mete en su cuarto, en el de ellos, ese cuarto en el que tantos momentos bonitos han vivido, coge su cuaderno, abre su maleta y mete en ella todo lo que entra, la coloca sobre el suelo y la arrastra con pesadumbre por el pasillo, está decidido, se marcha de aquella casa. Cierra la puerta con un portazo y sus ojos se llenan de lagrimas, se reprime, no piensa llorar más, aunque no lo puede evitar, no quiere llorar por un tío que no lo hará por ella, por alguien que no le aprecia, exhala un suspiro y camina decidida a hacer una nueva vida, una vida sin sus besos, sin sus caricias, sin sus roces, sin sus miradas, sin su risa, sin su voz, una nueva vida sin él. 
Alan con una toalla anudada a su cintura sale de la ducha y entra a su cuarto, su saxofón sigue apoyado sobre su cama, se acerca al armario y escoge un pantalón vaquero oscuro y una camisa de cuadros de tonos verdes. Una vez vestido se rocía dos o tres veces con su colonia preferida se ata los cordones de los zapatos y sale a dar una vuelta. Camina arrastrando los pies, con cierto aire de vagancia y de cansancio, es inusual encontrarse con un chico tan joven, exactamente 23 años, caminando tan pronto por la calle. 
A Alan le suele gustar dar un paseo por el parque de los robles antes de ir a trabajar, siempre se sienta en el mismo banco, enfrente del puente que cruza el río, el cierra los ojos y se concentra en el ruido del agua, le encanta esa sensación de relax, pero ese día ese banco está ocupado, ocupado por una chica de ilusiones y sueños rotos, por una chica que como él en su día tiene los ojos llorosos y enrojecidos. Se nota que a esa chica no le importa su apariencia, tiene grandes surcos de rímel debajo de sus ojos que cubren un poco sus grandes ojeras. No hace falta fijarse para ver que está destrozada, es joven como él pero con una apariencia más de niña, tiene el pelo rizado, revuelto y enredado, pero a pesar de la imagen que tiene sentada en ese banco, sola, agarrándose las rodillas y llorando desesperada se aprecia su belleza, parece tan frágil, tan delicada. Le recuerda a él, es la viva imagen de el chico destrozado y dolido que era hace cuatro días cuando lloraba por su ex novia. 
Alan se acerca a ella, con timidez pero a la vez con confianza, es la primera vez que camina con tanta seguridad y convicción como lo hace ahora, tiene muy claro que no va a dejar que llore sola, que después de lo que ha visto no va a abandonarla en ese banco, no piensa darle la espalda como en su día hicieron con él, no, eso, nunca.

4 comentarios:

  1. Me encanta en serio :) Precioso :) Alan es... demasiado. Me he enamorado de su manera de ser y Noemí, pobrecilla. Pero ahora se enamorarán y tiritiritiri (8) ajjajajaja xd
    Un besazo laura :') Que me encanta en serio ^^

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  2. Meel;) Muuuuuchaas graaciaaas jajaj yo me he enamorado de J, jue ¿por qué hay tan pocos de esos? jajaj
    ¿Noemí, enamorarse de él? tenía una idea distinta, ya veremos como va desarrollando la historia jujuj
    Muchísimas gracias Mel, jajaj por cierto el próximo capítulo ¿hoy, o para cuando? jajaj ganas de leerlo... haber que tal el desayuno ;)
    Un beesazo:D

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  3. ¡¡Genial!! Ya se conocen. Me encanta la manera de ser de Alan y su pasión por la música.

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