20 de abril de 2012

#12: ¿Aire, tierra ó mar?



Ben pulsa el botón del ascensor, mira su reloj, son las ocho y media, tiene que darse prisa, no quiere quedar como un impuntual y debería ir a casa a cambiarse de ropa, pulsa el botón que marca el dos y espera a que las puertas se abran mientras se peina el pelo. Sale del ascensor y llama al timbre, una mujer con un vestido rojo ajustado del color de su Ferrari le recibe, se apoya en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una mirada demasiado artificial, al igual que su pelo rubio platino recién teñido. Sus piernas fuertes no están para nada cubiertas por el vestido y unos tacones negros de cinco centímetros le marcan los músculos de éstas. En el hombro descubierto por los tirantes se puede ver un tatuaje, es un infinito. En su cuello cuelga un llamativo colgante que hace que fijarse en su pronunciado escote sea inevitable, su cara totalmente maquillada en un intento de glamour consigue que Ben se aguante la risa, en vez de llevar un ligero maquillaje su cara está cubierta por una gruesa capa de un cosmético carísimo, sus pómulos pintados a brochazos con prisa por un colorete rosa suave, sus labios por un rojo demasiado potente y llamativo para el gusto de Ben y sus ojos cubiertos por una sombra azul bastante estridente que quita luz a su mirada.
-Aquí tiene jefa, el libro de su hija.-Le comenta después de haberle hecho la ficha.
-Gracias Ben.-dice con una sonrisa demasiado forzada y mordiéndose el labio- Sabes que prefiero que me llames Sofía...
-Sí, sí, perdone, tome.-le da el libro y se gira rápidamente intentando huir ya que pronto su jefa le invitaría a pasar como en otras ocasiones.
-¿Ya te vas? ¿No quieres?
-Sí, me voy ya, tengo prisa.-dice cortante interrumpiendo su pregunta.
-Vale Ben, muchas gracias, por cierto, te he enviado a tu correo el nuevo caso.
-Ok, Sofía, adiós.
Nada más cerrarse las puertas del ascensor Ben se deja caer apoyándose en una de las paredes y exhalando un gran suspiro, no era la primera vez que su jefa le había retenido en su casa o lo había intentado. Ben cansado ya de los intentos de ésta para conquistarle sale huyendo cada vez que le entrega el recado personal que le encarga. Aunque la mujer no se lo haya dicho, Ben sabe muy bien que todas las veces que contonea exageradamente sus caderas y mueve excesivamente su culo cuando pasa por delante es para llamarle la atención, porque ella está locamente enamorada de ese chico siete años más joven. Él no la soporta y si no fuese su jefa ya le hubiera dado puerta.
Ben sale del ascensor y camina rápidamente hacia su coche, el tiempo vuela, solo tiene media hora entre que llega para prepararse, cruza la calle y abre la puerta de su coche, mete la llave en el contacto y arranca.
María mientras tanto con el pelo y su cuerpo envuelto entre toallas deja vestidos sobre la cama, después de vaciar casi todo su armario y probarse la mayoría elige uno, uno granate de finos tirantes, muy elegante, por la rodilla, con una fina tela de encaje y una rosa de tela no muy grande en el pecho como broche, unos pendientes y un collar dorado de lágrimas y por último unos tacones de un tono parecido al vestido. Un maquillaje suave y de peinado uno de sus perfectos moños.
Listo, María se mira al espejo y da dos vueltas dando vuelo a su vestido, coge las llaves de su casa, se coloca los cascos conectados a su móvil y cierra la puerta. Suena deseos de cosas imposibles de Amaia Montero, una de sus canciones preferidas desde su infancia que le trae muchos recuerdos y entre la letra de esa canción y otras María llega puntual a Carpe Diem, pero Ben se le ha adelantado, viste elegante pero a la vez moderno, lleva una americana negra, una camisa del mismo color que el vestido de María cosa que a los dos les saca una sonrisa y unos pantalones vaqueros muy oscuros.
 Ben se acerca a ella y le da dos besos a los que ella responde muy serena ocultando sus nervios y la emoción que siente.
-Bueno, ¿y a dónde me llevas? - le pregunta sonriente.
-¿Aire, tierra ó mar?
-¿Y eso? -dice entre risas.
-Elige, es una sorpresa.
-Ummm.... Mar
-De acuerdo, ¡vamos!.-le agarra de la mano y estira suavemente de ella ayudándola a seguir su paso.
-¿No me vas a decir a dónde vamos?
-No.-contesta alegre- es más cuando estemos llegando te voy a tapar los ojos, sino no sería una sorpresa. Sube.-abre la puerta del coche y le invita a pasar con un guiño de ojo.
María se coloca el vestido y se sienta, sus nervios aumentan, siempre ha sido una chica inquieta, nunca le ha gustado esperar, es impaciente y puede llegar a ser demasiado insistente cuando quiere algo, pero esta vez se contiene para dar una buena impresión. Conversan animadamente cuando después de varios kilómetros conduciendo Ben para el coche en un descampado, saca el pañuelo que asomaba por el bolsillo de su americana y se lo coloca suavemente tapando sus ojos oscuros para que no vea, después de asegurarse de que así es continúa conduciendo. Cinco minutos después vuelve a parar el coche, abre la puerta y baja, da la vuelta por la parte de atrás y coge una botella de Champagne por último abre la puerta del asiento de María a la que le ayuda a salir. Una vez fuera él pasa su brazo por la cintura de la chica, su aspiración se acelera, ella va sin rumbo, a ciegas, con un chico que conoce de apenas diez minutos en una librería y a pesar de eso, nunca se ha sentido tan segura y protegida. Caminan juntos, agarrados, perdiéndose entre el sonido de las olas que chocan contra las rocas, ahora suaves, no como en la tormenta de esa misma mañana.
Ben deja la botella de Champagne sobre el suelo.
-No te asustes, te voy a coger.
-¿Cómo?
Ben coge a la pequeña chica entre sus brazos, ella responde con risas nerviosas y él da una gran zancada para pasar a otra parte algo inestable,  apoya a María suavemente sobre algo bastante cómodo, él vuelve a saltar a por la botella y vuelve a cruzar.
Después de soltar varios cabos arranca el motor del yate adentrándose en el mar. Ben para y suelta el ancla cuando encuentra el sitio perfecto, la luna alumbra el agua de una forma inquietante y por algún motivo que él no sabe se puede ver el agua bastante transparente varios peces cruzan ese claro iluminado que destaca en la oscuridad del resto del mar. Las estrellas adornan al cielo y dejan ver alguna de sus formas dando paso a la imaginación, pequeñas olas mecen el barco y el silencio inunda cada uno de los rincones del yate.
Ben le quita el pañuelo delicadamente de los ojos, él observa inquietante la reacción de María que no sé cree lo que está viviendo, no reacciona, su cara refleja la sorpresa de momento, dijo mar, como quien no quiere la cosa, pensando que le llevaría a la playa, a el puerto, pero nunca se imaginó que el chico le regalara un viaje a solas, con él, en la profundidad del mar y su silencio.
-Es, es increíble... No tengo palabras... Es precioso.
Él sonríe y se acerca a ella por detrás, se apoya en la barandilla cubriendo la espalda de María que por momentos apenas respira al sentir su aliento en su nuca.
-Lo sé...-contesta él en un suave susurro.
María se da fácilmente la vuelta entre los brazos apoyados en la barandilla del chico y consigue estar cara a cara, no necesitan palabras, solo fijan sus miradas pidiendo más, pidiendo algo que todavía no ha llegado, sus labios sólo se mueven formando ligeras sonrisas y las mejillas de ambos enrojecen por segundos, muy cerca uno del otro se contienen, a penas se conocen pero no tienen miedo a equivocarse, ella en un acto reflejo cierra los ojos cuando la brisa del mar aumenta y le provoca escalofríos, Ben busca el Ben seguro que era antes pero no lo encuentra, duda, tiene miedo de una posible bofetada que le dañe más la moral que la cara, tiene miedo a asustarla a cohibirla, por el momento aunque quiera piensa que no debe besarla, pero lo que él no sabe es que ella lo desea con toda su alma.
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Este capítulo, sin duda, se lo dedico a Maritxu, y es a ella a la que quiero dar las gracias una vez más por enseñarme a saber perdonar a quien menos se lo merezca, como ella hizo conmigo, porque no es tan fácil dejar todo en el olvido y ella no sé como lo ha conseguido. Hay muchas cosas de las que ahora me doy cuenta, pero antes he tenido que errar para saberlo y es que nunca he estado ante una chica perfecta como antes creía, pero ahora sé que las imperfecciones son los que nos hace ser únicos y diferentes y ella para mi y para muchos lo es, ella es especial, nos lo demuestra día a día, con su fuerza de voluntad en los peores de los casos, con su saber estar cuando por momentos toca fondo, con sus ganas de ser feliz, de vivir, cuando está muy jodida por dentro, es una persona como muchas otras que se lo guarda todo para ella, que tiene su pequeño mundo intacto al que nadie sabe entrar al 100%, pero a la vez es abierta con ganas de enseñarle al mundo la mejor de sus sonrisas. 
María para mi es una luchadora nata, una persona en la que muchos nos deberíamos fijar cada vez que estemos mal, porque ella  sin lagrimas y caras tristes que nos demuestren que está mal, sale sola adelante la mayor parte de las veces. 
Gracias, gracias de verdad, por perdonarme y por darme una oportunidad en algo que yo hubiera dudado en hacer, gracias por no poner un punto y final sino uno y aparte en el que hemos podido empezar.
Gracias por cada uno de los momentos que hemos vivido, tanto buenos como malos, porque cada uno de esos momentos para mi son especiales y únicos.





5 comentarios:

  1. Laura eres enorme este capitulo me ha llegado al corazon me ha encantado y lo que has escrito despues dedicandomelo me a tocado el alma muchisimas gracias de verdad gracias por todo gracias por ser tu gracias por nacer y deleitarme con estas historias gracias por haber estado ahi eres lo mejor.Te Quiero<3

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  2. Maaariia juee, no me digas esas cosas que me emociono... me alegro muchísimo de que te haya gustado, menos mal, porque lo he escrito con muchas ganas pero no sé si ha acabado de gustar, pero con que te guste a ti yo ya estoy feliz :D
    Te quiero guapísima, haber si nos vemos, y haber si me envias ese capítulo que tengo ganas de leerlo, un besazoo.

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  3. ohhh, es realmente precioso, me gusta que hagas las dos historias paralelas, te queda muy bien, y es que si quieres llámame boba o romanticona o ilusa pero me encanta todo este tipo de momentos.
    Te espero en el siguiente cap que ya hay ganitas^^
    un beso :)

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  4. Jajaja ya somos dos, porque si este tipo de momentos no me gustaran directamente no se me ocurriría escribirlos jajaj
    Son dos historias paralelas pero acabarán juntándose y haciéndose una seguramente;)
    Un beso graciaaas;DD

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  5. Esto de las dos, como llamarlo, historias paralelas le da un aire fresco a la novela. ¡Me gusta mucho mucho mucho! Un besazo. Muchas gracias por pasarte por:
    www.quieresentrarenmidiario.blogspot.com

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