#06: Simplemente ilusión.

Sé que no soy la única que se emociona y que le ilusionan los pequeños detalles. 

Sé que muchas veces una pequeña muestra de interés sirve para sentir que todo merece más la pena  y te da fuerzas para seguir adelante. 

Sé que todos nos hemos aferrado a esos detalles para ser feliz. 

¿No os habéis preguntado cómo agradecerlo? 

Yo sí, y de qué otra forma sino es con otro detalle. 

Pues este capítulo se lo dedico a él, a el chico que ayer me sorprendió, el primer chico que fuera de los comentarios de este mundo mostró interés por mi novela y lo hizo saber. 

Tal vez muchos lo vean como una tontería, pero ¿sabéis? me da exactamente igual porque a mi estas cosas me hacen feliz. 

Todo esto es lo que ayer pasaba por mi cabeza y no cabía en 140 caracteres.

Muchas gracias Víctor y espero que te guste. 

Asiento sumida en los pensamientos irrazonables que se cruzan en mi mente en busca del significado de su nombre.

Shur, me repito a mi misma, siento que tengo un vínculo fuerte, pero no sé si es mi subconsciente que hoy tiene ganas de fantasear hasta desquiciarme.

Él me observa, atento, esperando una respuesta, pero tengo demasiados palabras que inmortalizar.

-¿En que piensas? - pregunta él con la ceja levantada. 

-En el por qué te pegaban. - Me sorprendo de la velocidad de mi reacción. 

  Buena salida Minna, me apremio orgullosa.

-Por ser judío. - Contesta rudo - Ya lo han dejado claro, soy una rata para ellos, al igual que debería de serlo para ti. 

-¿Debería? ¿por qué? No tiene sentido, es como si tu ahora me pegaras por ser alemana. 

  Veo como sonríe débilmente y parpadea despacio. 

No debería haber sacado el tema. Suficiente ha tenido ya el pobre.

-No todos lo ven como tú. Ahora se escucha que los judíos somos una raza inferior. 

-Ya, mi padre os odia. -Digo con frustración - Yo pienso que es porque os tiene envidia, en el banco en el que trabaja hay varios hombres judíos a los que tiene rabia, lo comenta en cada cena, y yo he supuesto que será porque ellos, tal vez, obtienen mejores resultados y le superan. Es que sino ¿por qué tanto rencor? 

  Duda con el ceño fruncido, y con una mirada afligida. Me sorprende su expresividad, con tan solo mirarle a los ojos siento que sé cómo está.

-Puede ser, pero ya sabes, ahora con todo lo que se rumorea por las calles, después de tanta crítica y de todos esos terribles comentarios es difícil no dejarte influenciar. Hay que tener una personalidad muy fuerte, como la tuya, para no hacerlo. Se avecinan tiempos duros.

-Ya... - contesto sin saber de lo que habla, supongo que soy demasiado joven como para que me incluyan en ese tipo de conversaciones, pero da igual, prefiero estar al margen. - Bueno, tengo que irme. -Digo dándole su cartera- Nos vemos el año que viene. -Comento irónica mientras me alejo dándole la espalda para irme a casa.

  Le escucho reírse. 

-No. Mañana a las siete de la tarde en el parque Este. ¿Vendrás? - grita. 

  Me giro, sin contestarle y le sonrío, camino rápido hasta que doblo la esquina y cuando veo que no está me relajo. 

Ando mirando al suelo, con las manos en los bolsillos, demasiadas emociones por hoy, suspiro. 

Aunque en el fondo, me siento bien, he hecho lo correcto, y no solo eso, sino que he podido calmar mi orgullo, después de la bofetada de esta tarde de mi padre, esta ha sido la mejor venganza que podrá recibir. 

Seguramente nunca se entere, pero me da igual, porque esta es la prueba de que por muchos golpes que arremeta contra mi, y por mucha que sea la violencia que utilice para asustarme no lo conseguirá, y menos después de lo bien que me ha hecho sentir Shur. 

Miro al cielo, el sol cae, despacio, como si saboreara los últimos minutos del día, coloreando el barrio de sus luces naranjas, despidiéndose hasta mañana iluminándome la cara, y entonces me doy cuenta de que el dolor de mi mejilla se ha calmado, de que ya no siento ninguna de las huellas en mi cara, pero en cambio se ha convertido en un cosquilleo continuo que se ha desplazado hasta mi estómago.

Siento como si de un momento para otro, a pesar de lo cruel que parece la realidad en estos días, todo se hubiera empapado de un ambiente mágico, idílico. Como si de la nada, fuese consciente del valor que tiene todo, de lo bonito que es aquel rincón en el que nunca puse atención, y de lo bien que huelen las flores de aquel bajo. De lo bien que suena el piar insistente de aquel pájaro, y de lo contenta que parece la gente en este día de marzo.  De lo descompasado que va el tiempo en comparación con la velocidad de las nubes, y de lo genial que suena poder volver mañana, a verle. 

Pero el sol ya se ha escondido y la luz de cielo se vuelve tenue, y como todo sueño perfecto que debe acabar, yo me tengo que deshacer del mío si no quiero ganarme otra buena bronca por llegar tarde.