23 de Agosto.

¿Pequeña princesa élfica que te atormenta?
Cada mañana se despierta, sintiendo el frío suelo en sus pies descalzos, arrastrando las sabanas tras de si como las ojeras que marcan su existencia, siendo deslumbrada por los rayos de luz que se cuelan por la persiana.
Viste un triste pijama, ¿y su brillante vestido y su flamante espada?
Camina despacio, arrastrando los pies, con desgana. ¿Y su negro caballo con el que tan felizmente cabalgaba?
Se pierde infeliz por sus monótonos pasillos ¿y su elegante castillo? ¿Princesa te has perdido?
Acaricia el gotelé con los dedos, ¿dónde están las paredes de ladrillos?
Enciende la luz con tan solo el chasquido de un interruptor ¿y las antorchas de fuego?
Ya no hay bosques que desborden magia, ni hadas que iluminen las noches de verano, no hay unicornios que cabalgar con suerte, ni dragones que calienten los inviernos con su sangre caliente.
Princesa élfica, lo siento pero este no es tu mundo, tú perteneces a esa fantasía llamada internet, a ese mundo imaginario en el que le conociste a él.
A ese pequeño gnomo que desde la otra punta de España vela por ti, ese ser diminuto con un corazón que no le cabe. Tú eres dueña de esas inmensas tierras llenas de seres espeluznantes, tu eres la Reina de ese mundo fantasioso, y en cambio de este eres tan insignificante que no eres nadie.
Dentro de esas cuatro paredes de tu habitación, postrada bajo los efectos de un ordenador, eres feliz.
¿Pero por qué aquí no?
Contestaré por ti, princesa:
En ese mundo imaginario no te juzgan, no te hieren, tan solo te aprecian por quien eres, por el valor que tienes, no necesitas seguir modas, ni influenciarte por la gente, allí te quieren tal y como eres.
Con una simple espada y un alma valiente consigues que cientos te admiren.
¿Y aquí princesa, qué es lo que te piden?
Horas bajo la dependencia de las drogas, tardes llenas de humo de tabaco, noches bajo los efectos del alcohol, mañanas de resaca.
¿Este es el mundo perfecto que te venden, verdad pequeña princesa?
Y no te entienden, no comprenden que prefieras un mundo inexistente a la realidad que te condena, no entienden que prefieras un te quiero escrito de alguien que te comprende, a una caricia incomprendida de alguien que no siente. No entienden que prefieras las noches bajo las estrellas fugaces cibernéticas a observar la fría luna desde tu ventana.
No comprenden que prefieres horas cabalgando en un caballo virtual entre flores junto a él, que dar un paseo por las calles comentando los rumores de ayer. No entienden que te despiertes con ojeras bajo los efectos de internet, no entienden que prefieras una vida llena de gente mágica que no te conoce, a salir a la calle con cuatro hipócritas que te mienten.
No te comprenden pequeña princesa élfica, pero tampoco quieren.