#10: No es un simple bosque.

Ayer me dormí tan rápido como hoy ha pasado la mañana, es extraño, porque normalmente el tiempo pasa más lento cuando tienes ganas de que este avance con más velocidad. Es bastante contradictorio, pero no importa, parece que hoy la suerte está de mi parte. No me he cruzado con mi padre, tenía comida de empresa, por lo que hasta la noche me he librado de la bronca y mi madre parecía más alegre que de costumbre, tal vez sea por mi sinceridad, bueno, mejor dicho por la osadía de ayer, a lo mejor le han dado fuerzas para sonreír, o al menos para hacerlo por mi.
Ahora mismo está descansado en el sofá, yo mientras tanto me visto con lo primero que encuentro en mi armario. No soy de las que se prepara durante horas, me parece artificial, ¿qué sentido tiene? si tienes que gustar a alguien que sea por tu autenticidad, no por tu ropa ¿no?
Cojo unos pantalones tostados y un jersey marrón y después de coger mi poesía y el cuento del Reino de lo Absurdo bajo corriendo las escaleras.
Me fijo en el reloj de pared de la cocina cuando voy a darle un beso a mi madre de despedida. Las siete menos veinte.
-Mamá, voy a dar una vuelta - digo agachándome para darle un beso.
-¿A dónde vas hija?
-Al parque Este.
-¿Y eso? ¿Has quedado con alguien? Tal vez con un chico... - dice intentando provocarme.
-Me voy que llego tarde. - le contesto con indiferencia mientras camino hacia la puerta.
Salgo y cierro con un suave portazo, palpo el bolsillo para saber si llevo mis cartas y comienzo a andar con paso decidido.
Hoy no hay un alma en las calles, pero al menos hace sol y hay un ambiente más cálido.
Cruzo por la avenida del comercio, y giro a la izquierda pasando por en frente del mercado, en cuanto me doy cuenta ya estoy en el parque Este y le veo, los nervios que no he tenido durante todo el día aparecen en forma de sacudida alborotando mis emociones.
Está apoyado sobre un roble y está mirando al suelo con la mirada perdida, con un semblante serio.
Me acerco a él, intentando que mis nervios no me delaten y den paso a la timidez, pero está tan sumido en sus pensamientos que ni si quiera me ve llegar.
Reacciona cuando mis botas interfieren en su campo de visión.
Alza la mirada, con una sonrisa que borra toda la seriedad que aparentaba, y me hace un gesto con el dedo índice para que mantenga el silencio.
Le respondo asintiendo con la cabeza.
Él me coge de la mano y sin explicación alguna me arrastra tras él, yo le sigo unos pasos por detrás con interés.
Nos acercamos a unos setos bastante altos que esconden varios árboles detrás, él mira hacia los lados con la perfección de un perro de caza avistando a una presa, me agarra más fuerte la muñeca, me estira poniéndome delante de él y me empuja por la espalda con suavidad hacia el seto mientras me hace paso con maestría entre las ramas.
Una vez detrás de la muralla verde le miro con una desconfianza irónica.
-Ya puedes hablar.-Dice riéndose.
-¿Tanto misterio para un bosque? - Comento seria.
-No es un simple bosque, créeme.
-Ah, ¿y dónde ves tu lo especial?
-Mira, ven. - Dice ofendido y me agarra de la mano, haciendo que mis nervios se vuelvan a revolucionar.
Tiene razón, no es un parque cualquiera, gran parte de la hierba está oculta bajo un manto de flores blancas, y puedo escuchar el suave sonido de un riachuelo cada vez que avanzamos, la frondosidad de la copa de los arboles crean una tenue oscuridad perfecta, es un lugar alejado de la realidad, es un escondite para relajarte, para confundirte con el frío de las sombras, para desahogar tu ira e impotencia en gritos, para llorar a gusto sentada a los pies de un árbol, para correr esquivando árboles intentando sentir la libertad con la que lo hace un ciervo.
Es un lugar inquietante, especial y mágico.
-Te va a gustar. - Dice en bajo.
Yo le miro y sonrío.
Esquivamos varios árboles hasta que el sonido del río se hace nítido y lo veo, es un pequeño afluente del río Spree, que transcurre despacio arrastrando varias piedras en su recorrido, y saltando en pequeñas cascadas de algún pequeño altibajo del terreno.
Pero no es el río lo que mas capta mi atención, sino otro roble que está a unos metros de él, de su rama cuelgan dos sogas que forman un columpio, y un flashback me sumerge en los recuerdos.
-Shur... -digo bajito intentando no interponerme en la paz de momento.
-Dime.- Contesta satisfecho al ver mi reacción.
-Yo... Yo conozco ya esto.