Parte I: "Todo irá bien."

Esta historia se remonta a varios meses atrás, cuando no me quedaba otra que levantarme cada nuevo día después de una noche eterna en vela, cuando trastabillaba por los pasillos apoyándome en las paredes, cuando la inseguridad no me dejaba avanzar y la impotencia conseguía encajarme la mandíbula varias veces por semana.

Esta historia que os voy a contar es una más de las muchas con las que os lleváis tropezando desde hace varios meses, una cualquiera entre muchas catastróficas. 

Una historia más en la que el personaje principal se pasa los días recreando imágenes mentales de su porvenir, meditando frases y acciones que llevar a cabo en su día,  e imaginándose situaciones como incógnitas que tan solo son resueltas en la penumbra de su conciencia. 

Todos lo hacemos, y yo no fui menos, ahora he perdido la noción del tiempo ya que tan solo recuerdo que me pasé horas que se me hicieron días y días que se me hicieron meses atormentándome con algo sin salida.

Planeé y medité meticulosamente cada una de las cosas que iba a hacer y decir, pero cuando llegó la hora de la verdad, cuando me sentaron en aquella silla enfrente de aquel empresario en esa sala en la que el oxígeno parecía no existir, todos y cada unos de mis planes se volatilizaron como un plato rompiéndose en ciento un pedazos causado por un disparo certero, se esfumaron como el humo del cigarrillo que esa misma mañana había fumado para que la nicotina corriese por mis venas y me reviviera en su nulo intento. 

-No podemos contar con usted en la siguiente jornada, lo sentimos.

-Oh no, hombre por favor, no lo sienta, no tiene porque tener ningún remordimiento de conciencia, no tiene porque acordarse de los cuatro mil trabajadores a los que está dejando sin recursos, y de ese 40% menos del sueldo en bruto que resta a los que quedan. Debe de ser complicadísimo para usted el tener que sentarse aquí y no demostrar indiferencia, hay que ponerse en la piel de los demás, o eso dicen ¿no cree? 

Después debería haberme puesto en pie, haber cogido mi maletín, y haber salido por la puerta con la cabeza bien alta y el orgullo presente en una sonrisa presuntuosa, pero no, no pude articular ni una de las palabras planeadas, me quedé allí aferrado a la silla en un último hálito de esperanza y con la mirada perdida en la corbata roja de mi superior mientras mi subconsciente me acribillaba con su frase preferida "perdido, estás perdido".

-Y... ¿Y qué voy a hacer yo ahora? 

Fueron milésimas de segundo pero aquel hombre imperturbable me miró con lástima.

-Le irá bien. 

-Llevo media vida trabajando en esta empresa Don Manuel, ¿qué va a ser de mí?

Se incorporó en su silla y levantó los hombros en un gesto de autosuficiencia.

-Todo saldrá bien.

Salí de aquel despacho con esa última frase grabada a fuego para tranquilizarme, a pesar de que era totalmente consciente de que mi subvención, junto a la del resto de mis compañeros, tan solo duraría veintidós días, y que a partir de esa fecha todos volveríamos a nacer encontrándonos desnudos y expuestos al mundo como otros desgraciados más a los que solo les queda hacer cola en el paro. 

Pero como os decía, mi historia era cuanto menos catastrófica, yo tan solo era un cincuentón soltero y sin criaturas que cuidar, mi vida tan solo dependía del mismo hombre que me echó del trabajo, y ahora que ya no me quedaba nada no me daba miedo ni la mismísima muerte, ¿a qué tenía que temer sino era a mi mismo y mi cordura?

Me pasé días y días aterido de frío en las calles, ausentado de la realidad y del mundo exterior a pesar de los empujones que recibía de la masa de gente que recorrían las calles de Madrid, conseguía comida mendigando en los metros, y de vez en cuando alguna alma caritativa me dejaba una bolsa de lo básico en el rellano de mi casa.

Pude sobrevivir con lo poco que conseguía hasta que en una mañana de octubre llamaron a mi puerta. 

Me embargaban. 

*   *   *   * 

Sé que llevo mucho tiempo sin escribir, y lo siento, pero la verdad es que he estado muuuuy ocupada con los exámenes, y cuando los he acabado estaba tan off que no se me ocurría nada sobre lo que escribir. 

También sé que este tema es igual que el anterior, pero es sobre lo único que se me ha ocurrido escribir, porque esta historia está inspirada en hechos reales, esa empresa existe al igual que existen esos cuatro mil trabajadores a los que van a echar, y otros datos que he incluido.

Es una historia que vivo muy de cerca y sobre la que no me podía quedar callada, sé que no consigo nada con esto, pero me apetecía escribir y ale, pues esto ha salido.

No espero que os guste, ya que es un poquillo basura, no me lo neguéis, pero al menos si espero que me perdonéis la ausencia, aunque no he estado tan desaparecida como creéis, he estado escribiendo una historia con mi bloggera preferida en "Entre susurros de letras" no llevamos mucho escribiendo, así que aún estáis a tiempo de empezarla desde el principio y pillarnos el ritmo, si es que os interesa... Y sino nada, pero tengo que intentarlo. 

Por otra parte, voy a dejar de escribir mi historia por un tiempo, ya que necesito volver a empezarla y me va a costar bastante, no creo que cambie muchas cosas, tan solo el tiempo verbal porque no me da juego el actual, y poco más, aunque para cuando vuelva a subir ya se os habrá olvidado hasta de que trata... 

No tengo mucho más que contaros la verdad, tan solo avisaros de que a pesar de que voy a intentar escribir mucho durante esta semana y la siguiente, a partir del sábado 22 os tendréis que volver a olvidar de mi, supongo que hasta Enero, porque me pasaré las Navidades metida en un coche pa' arriba y pa' abajo para ver a mi familia, de todos modos escribiré en el viaje y lo subiré en cuanto pueda a la vuelta. 

Ahora sí que sí me voy.

Un abrazo muy fuerte a todos.