10 de enero de 2012

10 de Enero.



Todos tenemos esa voz metida en nuestra mente llamada conciencia que siempre nos dice lo que no queremos oír, y a pesar de eso siempre nos enfadamos o nos decepcionamos cuando alguien nos confirma sin hacerlo a mal, que lo que no queríamos escuchar es verdad.
Mi conciencia es como mi madre, siempre está ahí para decirme lo que hago mal, lo único que se diferencian mi madre y mi conciencia es que mi conciencia nunca sabe decirme nada bueno, siempre me dice lo negativo, lo doloroso, siempre me dice lo peor.
Sé controlarla la mayoría de veces y le hago entender al mismo tiempo que a mi que no solo tengo cosas malas, pero en esos días en los que no te encuentras, y preguntas la razón de tu existencia, se rebela contra mí, diciéndome como al principio he explicado, todo lo que no quiero oír.
Todos los problemas aclarados anteriormente los vuelve a poner en duda, al igual que las dudas que tengo constantemente en mi vida. 
En esos días siempre tengo el "no" por delante, es como si me cortará las alas, me hace su prisionera y solo consigue encerrarme en mi celda y hacerme llorar. 
Lo malo de esto es que, esta voz a la que ahora pongo vida, es mi propia voz, son mis pensamientos, es mi mente, y solo puedo controlarla yo, y mi negatividad, mi pesimismo y mi sufrimiento es y será siempre culpa mía, porque aunque no sea fácil sé que si me propongo no seguir viéndolo todo tan negro empezaré a verlo de nuevo con colores, pero mi principal debilidad es esa, que soy débil por muy fuerte que aparente por mis palabras, ya que los hechos me demuestran día a día que cada vez me cuesta mas sortear los obstáculos que me pone la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario