3 de enero de 2012

24 de Diciembre.




Veinticuatro horas tiene un día, mil cuatrocientos cuarenta minutos y ochenta seis mil cuatrocientos segundos, pero que mas dará todo este tiempo si no aprovechamos ni la mitad.
Nos pasamos el día quejándonos poniéndonos siempre en lo peor sin dejarnos llevar por nada, nos encerramos en unas reglas y no vemos mas allá de estas, tenemos perjuicios, nos da miedo lo que la gente piense por lo que no damos nunca el cien por cien de todo, porque si nos reímos demasiado, somos muy infantiles e inmaduros, si nos reímos poco somos demasiado serios e aburridos, siempre nos tacharán de algo que no somos, pero piénsalo, piensa lo felices que seríamos si fuéramos mas nosotros mismos, si nos pasáramos el día bailando expresando nuestra felicidad con cada movimiento del cuerpo, cantando canciones por las calles mientras saltamos y corremos como nunca antes habíamos hecho.
Dejar el odio el rencor y los problemas de lado, perder la memoria y olvidar todo, poner punto y final a todas las historias malas para poder ser sustituidas por otras muchas buenas.
Pienso que tendríamos que dedicar un día a la felicidad, que todos lo celebráramos en las calles en el que los enemigos se dieran una tregua, las amistades rotas se unieran de nuevo, y que los problemas familiares se solucionaran con un abrazo y un; ¿empezamos de nuevo?.
Porque solo los que no han aprendido de sus errores, o han hecho acciones peores, no se merecen una segunda oportunidad para volver a encontrar esa sensación única que solo te sabe dar la felicidad.

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